Acabo de darme cuenta que mi blog es nicho. Por el momento no me pueden preguntar por qué, pero es nicho. Lo ve una selecta cantidad de gente por razones que desconozco pero agradezco.

Bueno, sí sé que a algunos les gusta porque creen que hablo mal de la gente -aunque en realidad me gusta jugarle a la psicóloga y lo que hago es intentar analizar personalidades-, otros porque dicen que escribo bien -muchas gracias-, y otros últimos porque llegan a mi blog de manera aleatoria y vuelven a entrar -a esos otros también gracias-...

Me gusta mi blog, aunque hace poco estuve a punto de cerrarlo por un comentario que me hizo alguien que decía que se sentía con derecho de opinar sobre mi vida porque estaba haciéndola pública. Tienen razón. Si escribo fragmentos de mi vida y los publico en la red, cualquiera, ya sea de aquí o de Sierra Leona puede opinar sobre lo que aquí se escribe. Por un momento me sentí ofendida. Después pensé que no debería seguir publicando, y luego me valió madres y seguí. Así es.

Yo publico con mi nombre, digo lo que pienso, digo lo que vivo.

Y así me gusta. Así me quiero. Si no me quiero yo, ¿quién?

ASí que aquí sigo, en mi blog nicho, durante algún tiempo...