La verdad es que nunca me he tomado muy en serio eso de las navidades y los años nuevos. De niña, me gustaban las festividades porque Santa Claus y los Reyes Magos llenaban la época de misticismo -nunca he sido fan de Dios, como mi hermano, que aún ahora se emociona con la llegada de las semanas 51 y 52 del año-. Pero a medida que crecí estas festividades terminaron por serme indiferentes -sólo las sigo porque en mi familia son muy importantes-.
Para 2009, no obstante, he decidido concederle al tiempo la pompa que genera el cambio de año. Si el tiempo fuera una persona, éste sería su cumpleaños. Así que he decidido no ignorar el inicio del año y hacer propósitos, listas, y hasta recuentos del año anterior.
Empezaremos con lo tercero: el recuento.
No sé. A pesar de todo no creo que el año que dejé atrás haya sido malo. En 2008:
1. Concluí mis estudios universitarios.
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