Cuando entré a la escuela abrieron un taller de Guionismo Cinematográfico en la UP. La Sociedad de Alumnos lo organizó y Aldo y yo lo tomamos.
El curso fue impartido por Ariel Gordon, un gran hombre, muy talentoso y amable. Nos quedamos con el contacto y continuamos la relación. Ha sido nuestro mentor cinematográfico, una guía imprescindible y uno de los impulsores principales de que yo haya tomado el cine como un camino.
Ahora nos invitó a Aldo, Roberto y a mí a participar en su producción cinematográfica. Maravilloso. Empecé ayer y hoy aquí estoy sentada frente a la computadora, sin hacer nada pero eso sí, muy feliz por aprender a hacer las cosas profesionalmente.
Así, nuestro cargo es el de asistentes de producción. Chinga loca, según me dicen. No he experimentado la chinga a excepción de que ayer tuve que ir a la Condesa por un par de cajas muy pesadas y por una impresora multifuncional, y regresar en taxi -me ponen de nervios los taxistas-.
En fin, esto es nuevo y magnífico para su servidora.
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