lunes, 5 de noviembre de 2007

Diálogo 7

(Conmigo misma después de ver algo perturbador)

- Ya, supéralo.
- No, no puedo.
- No es la gran cosa. AL menos lo intenta, ¿tú lo intentas?
- Mmm... a mí manera.
- No mientas. No lo intentas. Tienes tanto miedo que te quedas ahí, cruzada de brazos.
- Te recuerdo que hay una razón más.
- ¿Acaso a ella le importa esa razón? Me parece que ya no le interesa tu amistad.
- Jejeje. Estás volviéndote loca. Este asunto ya rebasó la amistad. Ahora se trata de lealtad, misma que debería conservarse aún después de concluido el lazo filial.
- Pura pendejada. Sólo justificas tus miedos. Si estás tan segura por qué no haces el movimiento. No tienes nada que perder y todo que ganar. ¿A poco crees que nadie lo ha notado? Recuerda que todos saben todo.
- Creo que lo disimulo bastante bien... pero a ella se lo conté, ¿te acuerdas?
- Sí. El peor error.
- Depende de la perspectiva. Yo lo hice porque pensé que sería mejor.
- Pues no, la cagaste, no fue mejor. Al contrario.
- Cada quien.
- Sí, cada quien.
- Bueno, no te enojes. Tú y yo somos la misma. Mejor si quieres te ayudo a ver cómo olvidas el asunto.
- Sale.
- Sale.

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