miércoles, 9 de junio de 2010

Promesas

Cada vez que pienso en las promesas me parecen más tristes e idiotas. Quizá sea, más bien, que la gente las desgasta y promete y promete absurdos disfrazados de frases lindas y significativas.

Yo soy fan de las palabras, y aún así me parece que las promesas deberían estar prohibidas. Me resultan aún más tristes ahora que yo sufro por una promesa, por una frase hecha que engancha y que al final no es más que eso, una oración llena de palabras cuyo alcance no medimos, cuyas consecuencias se escapan a nuestro entendimiento y a nuestras posibilidades.

El año pasado, alguien a quien quiero mucho me dijo: "voy a dedicar mis días a hacerte feliz". Seguramente ya ni se acuerda, pero ese día, uno después de mi cumpleaños, me abrazó y salieron de su boca esas palabras. Me impactaron muchísimo. Me sentí abrumada ante las ganas de llorar de emoción y no atiné a contestar nada más que "gracias", porque me pareció que cualquier cosa que pudiera contestar sería absurda comparada con lo que él acababa de pronunciar. Me han dicho otras cosas, pero definitivamente ésa ascendió al primer lugar.

Entonces creí que, quizá, yo necesitaba hacerme merecedora de esa promesa, que tal vez no era lo suficientemente buen amiga, o podría ser mejor amiga de lo que era.

Un año después, me acuerdo de ese momento y de esas palabras, y pienso que lo único que no les permite estar vacías es que son una gran ironía. Me las dijo alguien que, un año después, ha dejado de importarle si soy feliz o no, y que con su indiferencia y su inconsciencia me ha hecho derramar muchas lágrimas.

Así que si hoy me volviera a decir que va a "dedicar mis días a hacerte feliz", simplemente le contestaría que me ha hecho muy infeliz con su inconsciencia , y que debería cuidar lo que dice porque el único efecto de las palabras al viento es que cortan el rostro como si fueran navajas.

Así que voy a borrar esas palabras de mi memoria, como si nunca las hubiera pronunciado.

No pensé que un amigo pudiera doler tanto.

1 comentarios:

Omar Tovias dijo...

No sólo las promesas sino casi cualquier aseveración que se hace sin pensar y van incluídos los compromisos implícitos que implícan. Yo lo re-aprendí hace poco, es fácil hablar y hablar....lo que cuentan son los hechos y los actos, las palabras??...las palabras sólo adornan los pensamientos aunque muchas veces se quedan en lo inefable y sirven para expresarnos y sólo eso.