Recuerdo perfectamente cuando Dalia y yo fuimos a "entrenar" a Chapultepec: no pude trotar más que cien metros y estaba ahogándome después.
Terminé mi primera carrera en un tiempo aproximado de 1 hora con 51 minutos. Prácticamente caminé todos los 10 kilómetros. Creí que no lo lograría. Mi cansancio era inaudito. Las piernas, de los tobillos a las rodillas, me hormiguearon desde los dos mil metros hasta el final de la carrera.
Hoy, corro cinco kilómetros en 32.26 minutos. Los corro de corrido. Hice ya otra carrera y bajé mi tiempo media hora.
Se le llama perseverancia.
0 comentarios:
Publicar un comentario