Me faltaron tres personas en el mes sentimental. Una de ellas es Leo, que se llama Leonardo pero yo creo que le queda también el nombre de Leónidas, como aquel espartano que lucha incansablemente, aún sabiendo que su vida está en riesgo.
Leo se encargó de mí cuando, de pronto, me vi desolada. Me brindó su entera confianza. Fue mi jefe, mi mecenas, y ahora es mi amigo. Un amigo muy querido.
Como Leónidas, es todo un estratega, y estoy segura de que va a llegar muy lejos. ¡Ya Dije! Comunicación Efectiva, se convertirá en una gran empresa, porque tiene una gran cabeza como líder. El que persevera alcanza.
El próximo lunes abordaré el metro para irme a otra oficina. Ya no llegaré a quejarme de la imac lenta y de Ramiro ineficiente. Me va a costar trabajo pasar de largo la estación Chilpancingo para llegar a Patriotismo. A lo mejor, como está pasando ahora, lloraré un poquito. El andén de Chilpancingo se quedará, como esperándome, pero con la certeza de que no me voy a bajar.
Estos tres meses he aprendido muchísimo. Te agradezco mucho, Leo, por haber sido mi guía y mi apoyo. Por "interpretar" mis silencios y mis palabras, y hacerme reír en este periodo como nunca me he reído en la vida. Pero sobre todo te agradezco que siempre hayas sido tan comprensivo. Lo digo sin temor a equivocarme: eres el mejor jefe que he tenido.
Seguro el lunes, aunque no vea para atrás, me sentiré muy sola al llegar a una oficina, una donde no estarás.
Gracias por todo
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