martes, 1 de enero de 2008

Julieta

Hoy terminé de leer Julieta. Julieta es una obra del Marqués de Sade. Cuando estaba en la preparatoria leí Justina, y en él hacen referencia a Julieta. Justina y Julieta son dos hermanas que estudian en un convento hasta que sus padres mueren. Entonces son arrojadas al viento, a su suerte. Justina decide tomar el camino de la virtud, mientras que Julieta opta por el del vicio. Entonces Justina, una niña apenas, padece los infortunios de la virtud -de hecho, el libro se titula Justina o los infortunios de la virtud-. En su camino se encuentra con muchos depravados sexuales que la torturan y que buscan arrebatarle la virginidad, sin embargo nunca le quitan la pureza. Así, cuando Justina se reencuentra con su hermana ha vivido una vida espinada y cruel, mientras que Julieta, que se ha dedicado al vicio, es una mujer millonaria.

Entonces, después de haber leído Justina decidí que quería leer Julieta. Confieso que creo que lo que me llevó a tomar tal decisión fue la curiosidad morbosa de conocer la contraparte de Justina quien, de tan buena y tan vejada, me hartaba.

Pero con Julieta mi sensación fue de asco total: en el libro se describen situaciones mucho más asquerosas que las que leí en Justina. La narrativa, llevada por la protagonista de la historia, describe la iniciación de Julieta en las artes eróticas. Narra sus experiencias lésbicas en un colegio de monjas, y posteriormente, cuando es arrojada al viento, exalta su decisión de abandonarse al vicio -el libro se titula Julieta o el vicio ampliamente recompensado- y entrar como prostituta a un burdel. Pronto, su belleza infinita y su mente inteligente y malvada la llevan a convertirse en una mujer adinerada que goza de la flagelación y de otras perversiones como cometer crímenes en función de la excitación sexual.

En la novela se describen actos orgiásticos donde se involucra la pedofilia, coprofilia, coprofagia, zoofilia, sadomasoquismo -no de balde sádico viene de Sade...- e incesto. El final es un completo sacrilegio -y una crítica a la sociedad-, una terrible ofensa a la Iglesia Católica.

En fin, la verdad es que me lo imaginaba menos asqueroso de lo que fue. Pero lo terminé todo. ¡Quién me manda a leer esas cosas!

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