miércoles, 19 de noviembre de 2008

Al sur de la frontera, al oeste del sol

Este título largo no se me ocurrió a mí, sino que es el título de una novela de Haruki Murakami, un escritor japonés. Tampoco se me ocurrió a mí leerlo, me lo prestó un amigo mío.

Comencé a leerlo y me sorprendió la facilidad con la que avanzaba en las páginas. Mal juzgado, aquello me dio la impresión de que leería una novela light.

Cuando terminó me di cuenta de cuánto me equivoqué: la novela me hizo reflexionar y, aunque leí después que Murakami es criticado porque escribió best sellers, la realidad es que me gustó mucho y que me ha puesto a pensar sobre mi propia existencia.

Esto de leer autores de otras culturas es maravilloso. Aunque Murakami escribe sobre un mundo occidentalizado, la realidad es que conserva rasgos ajenos a la cultura occidental.

El final, además, es maravilloso. Es un final abierto que marca la continuación de una vida que se había visto interrumpida por una presencia que, si bien trajo dicha, ésta fue una dicha momentánea y no la felicidad a la que aspira el ser humano, esa felicidad se encontraba en lo que siempre tuvo.


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