jueves, 29 de enero de 2009

María Elena

A lo largo del año y medio que he permanecido en la empresa para la que trabajo he conocido mucha gente. Gente con colores apagados o colores neutros, pocos con colores verdaderamente encendidos, magnéticos, que invitan a la gente a acercarse. María Elena es una de esas personas. Desde el principio me transmitió muy buena vibra. Me encantó la idea de conocer a alguien que tuviera la parte "científica" y la parte artística y que éstas convivieran armónicamente en sí misma. Sus ojos pícaros que a diario me saludaban con interés, como si el mundo se detuviera si yo no le daba respuesta.

Los detalles hacen que las personas sean grandes, y María Elena ha sido sumamente detallista conmigo. Siempre se interesa por la música que escucho, por lo que tengo que decir, por las tonterías que a diario decíamos Chrys y yo para animar aquel piso que, de no haber sido por ella, habría estado muy desolado. Dejaba la puerta de su oficina abierta, como invitando a todo el que quisiera entrar a pasar un rato agradable.

Jamás olvidaré la primera vez que fuimos a comer con ella al comedor. De pronto me preguntó sobre mi tesis, y recordaba el tema que hacía ya un par de meses había planteado en la reunión de equipo que tuvimos.

Muy poca gente ha causado el impacto que ella causó en mi vida, en tan pocos meses. Creo que, después de Chrys, fue la primera persona con la que sentí entera confianza. Me mostró siempre su lado positivo, aunque de pronto las cosas empezaron a tomar un rumbo que a muchos les hubiera parecido poco favorable. Ella siempre lo afrontó con entereza y con clase.

Espero, de verdad espero, que la amistad que forjé con ella prevalezca aunque nuestras vidas tomen caminos distintos. La admiro muchísimo y a través de esta entrada quiero que lo sepa. Quiero que sepa que opino que la empresa pierde con su partida. Ella gana, porque ese lugar le queda chico, y definitivamente no quiero estar en un lugar donde no la supieron apreciar lo suficiente como para retenerla.

2 comentarios:

Chrystopher dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo escrito. Toda una gran experiencia haber conocido y convivido con María Elena. Una de las pocas personas que de verdad admiro de entre tantas que llegué a conocer dentro de aquel Great Place to Work.

Inteligencia, finura, y cultura. Lo tiene todo para seguir triunfando, como lo ha hecho hasta ahora.

Ojalá volvamos a tener el gusto de trabajar juntos. Me hubiera gustado tener una jefa como ella...

Espero que le hayas compartido la liga de esta entrada a María Elena.

Anónimo dijo...

Mis ojitos están llenos de lágrimas al leer tu entrada. Creo que si algo magnífico me ha pasado en los últimos meses es ver por escrito estos lindos textos con la opinión de los dos sobre mi.

Hubiese querido tener su madurez, su corazón y su habilidad de decir cosas bellas cuando tenía su edad.

Que bueno que ahora tengo algo que ofrecerles.

Por supuesto que cuentan conmigo, para lo que necesiten.

En cuanto a nuestra salida inminente, como ya les he dicho, hay desaires que se agradecen. Salimos de una cajita de cristal y ahora el mundo es nuestro.

Vamos a conquistarlo, tenemos todo para hacerlo.

(si suena violentamente cursi, es porque realmente me emocioné. Sorry!)

BESOS Y ABRAZOS