En realidad no había reflexionado sobre lo sencilla que es mi vida. No hay grandes acontecimientos, y las tragedias están ya en un pasado remoto. Comencé a darme cuenta de la simplicidad de mi vida hoy, cuando revisé mi agenda.
Uno de mis propósitos de año nuevo fue comprar una agenda y llevarla al pie de la letra. Me pasa mucho que cambio planes, muchas veces basada en la jerarquía que la gente tiene en mi vida.A partir de este año decidí que ya no va a ser así, y que voy a respetar lo que diga mi agenda.
Así las cosas, me doy cuenta de la simplicidad de mi vida. Ya lo había escrito, es cierto, pero lo vuelvo a escribir. Mi vida es simple. Se simplificó a raíz de la salida de la escuela. Ahora estudio más. Escribo más. Tengo más tiempo libre para ser estudiante por elección. Me doy el lujo de ir a dos talleres literarios, de leer lo que se me antoja, de salir cuando se me antoja, de vivir como se me antoja. Y no vivo mal. Después de 22 años me siento con plena libertad de decidir sobre mi vida. Y esa decisión empieza en la agenda que llevo, en cómo organizo mi tiempo y mis días... esta vida simple me deja tomar las riendas de mi camino. Me deja elegir como me plazca, porque parece que mientras la vida es más complicada, menos decisión tiene uno sobre ella. Puedo escribir y soñar y levantarme a trabajar en un trabajo simple. Puedo tener amigos simples y reales e ilusiones sencillas y realizables.
No es conformismo. Es simpleza. Es cotidianeidad. Es tranquilidad. Es paz. Quiero esto, flotar como hoy floto por la ilusión de una imagen. Salir y recrearme y dejar de pensar que cuando sea grande voy a ser grande. Empiezo a hacer lo que verdaderamente me apasiona y eso me hace feliz. Empiezo a codearme en el ambiente que me llama la atención con gente que admiro porque, de verdad, sabe más que yo. Con verdaderos colegas que se apasionan por el mismo oficio. Por ahora, me gusta ser narradora sin mayores pretensiones que la persecusión del arte para que se encarne en mi pluma. Me gustan estos nuevos círculos que frecuento y que son tan disímiles entre ellos. A veces volteo al pasado, al que no es tan lejano, y lo añoro, y una parte de mi tiempo lo invierto pensando si he de dejarlo atrás o retomarlo. El pasado también puede ser presente, siempre y cuando el pasado quepa en el presente todavía.
Estoy enamorada de esta vida. Esta vida que de pronto me muestra un rostro pacífico, aunque tal vez sea sólo una tregua previa a la tempestad. Me espantaba la soledad pero ahora me doy cuenta que en realidad me gusta. Me gusta andar por las calles completamente sola, y pasar tiempo frente a la computadora sola. Creo que este camino de soledad me envuelve para hacer algo por mí misma. Hay quienes están marcados por la soledad, y de pronto, a pesar de combatir contra ella, llega un punto en el que la inconstancia de los humanos hace que uno mire a la soledad, y se dé cuenta de que es la verdadera mejor amiga. Yo he decidido no ahuyentarla más. Me la paso tan bien sola, preocupada por mí, que tal vez este camino es el que deba seguir. Tal vez deba hacerme una asceta emocional para perseguir el arte, para perseguir las ideas que me inundan los pensamientos y que son demasiado peligrosas como para compartir con los demás, con quienes no persiguen estos ideales que yo cargo, gustosa, desde niña. Mi verdadero futuro es simple: hacer lo que verdaderamente me apasiona. Si ya está identificado, ¿por qué recorrer caminos circulares en los que me frustro porque no voy a ningún lado?
Este tema de lo que verdaderamente quiero hacer me ha arrebatado el sueño en últimos días. Le he dado vueltas al asunto a partir de mi próximo desempleo y de las actividades vespertinas que realizo. Soy buena en lo que me apasiona. Tal vez me apasione porque soy buena. Es simple: está ahí la pasión y el talento, entonces desarróllalo. Para eso vivo, para el arte. Para el proceso intelectual que implica escribir, inventar historias, ser muchos personajes y ninguno.
Necesitaba una vida simple para darme cuenta de esto. Una vida común, controlada por mi agenda que me dice que los martes habrá taller y que los miércoles también. Por mi corazón que ha quedado deslumbrado por un hombre que tiene la misma vocación que yo. Por mi soledad que me dice que, no importa lo que pase, ella me acompaña.
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