Ayer estaba en un café de chinos en la México Tacuba, cerca del metro Normal. Me quedé de ver ahí con uno de mis coordinados del taller de cuento, porque ya acabó en Endora y el punto intermedio entre su casa y la mía era ahí. Llegué, nos saludamos y caminamos. Entramos en el primer café de chinos que él vio (yo, por supuesto, venía perdida). Las tazas estaban despositlladas y, honestamente, el café no se veía muy limpio. Quizá era el paisaje, porque uno miraba para afuera y había puestos ambulantes. Y ahí estábamos. Era como un cliché: dos personas que escriben, y que entran a un café así, como si el dinero no nos alcanzara para ir a un lugar mejor.
Me tomé un café con leche y me comí un pan de dulce. Y el café lo sirvieron en la taza despostillada que estaba sobre un plato de plástico. Y ahí tuvimos nuestra sesión. Ahí le dije lo que opinaba sobre sus textos.
En algún momento pensé que ese lugar era la locación perfecta para una antología. O para una novela. Un solo cuento no le haría justicia. Tienen que ser varios.
A ver si de una vez por todas salgo de este bloqueo.
1 comentarios:
escribe, escribe, y saldrás de todo bloqueo.. Te lo dice la ue lleva ya unos meses "bloqueda", pero en fin.. Y lee, he visto tu lista, creoq ue me robaré algunos libros si no te importa.
un beso!
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