Voy a tomar una anécdota prestada. Lo siento, pero tú no la has escrito en tu blog y a mí me comen las ansias. Tengo un amigo, quizá quien es el seguidor más asiduo de este blog (por supuesto, sin descartar a nadie), a quien el día de su cumpleaños le leyeron el alma. Yo no creo en esoterismos, pero definitivamente su narración del suceso me impactó: una gitana llegó directamente a él a narrarle muchas cosas sobre su vida. Precisiones, no esa clase de generalidades que se dicen y que pueden quedarme a mí o al de junto. Precisiones. Era el día de su cumpleaños. Estaba cenando. No tenía la mínima intención de que le leyeran nada. Es más, sus creencias se lo prohíben y, aún ahora, creo que si otra vez llegaran a platicarle su suerte, su pasado, su presente, y su futuro, sería tan hermético como antes de esa gitana.
Mi amigo es un buen hombre. Creo que expreso la opinión general de quienes lo conocen. Está muy simpático, es inteligente, y a veces se le pasa la lengua y hace sentir mal a quien le cuenta algo, pero por otro lado su sinceridad es una gran herramienta. Me parece que en este mundo de opacidades, él es completamente transparente. Quizá por eso lo leyeron tan bien. Quizá por eso la gitana supo de inmediato que estaba frente a un hombre vulnerable, más en esos momentos en los que pasaba por mucho dolor. Y, llámenlo suerte, destino, coincidencias, pero la gitana dio en el clavo. Dio en el clavo que a lo mejor todos veíamos muy claro, pero que para él en ese momento era un enigma y resignación. Justo metió la pelota en el hoyo 18, en el hoyo que se llama felicidad.
Conozco, de verdad, muy poca gente que se merezca tanto la felicidad como él. Trabaja duro por ella. Y no sólo por la felicidad propia sino por la de sus seres queridos. Así que bien se merecía a alguien que viniera a quitarle toda la amargura, a besarla y eliminarla con los labios y con los ojos y con el pensamiento y con las acciones.
Y ella llegó. Su nombre combina María y Ana. Qué lindo nombre. Ana. En un mundo donde más le vale aguantar al minotauro, en medio del laberinto, llegó a ella el oasis. Es como si la gitana hubiera predicho la felicidad de los dos.
Y luego me acordé también de una minihistoria que mi amigo me enseñó una vez. Era un flash. No me acuerdo del final, sólo me acuerdo de que era una historia de amor como de ciencia ficción. Yo creo que ella es la princesa. The good one. El hada mágica que sane e ilumine a Garfio, y que, a su vez, brille tanto como una estrella, gracias al amor del pirata.
Les prometí una entrada. Muchas, muchas felicidades a Mariana y su Chrys.
1 comentarios:
Mi queridísima Directora, simplemente me dejó speechless.
Nuévamente me sorprendió ese gran talento que tiene para poder plasmar sus pensamientos en letras.
Muchas gracias por dedicarme una entrada más en su blog, o más bien "dedicarnos" una entrada, gracias por tus palabras y buenos deseos, sé que lo haces corazón, ¡Gracias!
Me declaro fan de las gitanas... jajaja...
Publicar un comentario