viernes, 17 de septiembre de 2010

let go

Y dicen que todavía estás enojado conmigo. Cuatro años y medio después, sigues enojado. ¿No te das cuenta de que el tiempo que no hemos estado juntos ya rebasó al que sí? Y sin embargo sigues culpándome de tu profundo dolor e infelicidad.

Luego pienso en el tiempo en el que yo estuve mal. Tres años y pico. Cuánto tiempo para algo que fue tan adolescente. No sé qué te duele, si el descubrimiento de tu clandestinidads o el futuro que planeamos juntos, pero cuando se vive en la etapa adolescente absolutamente todos afirmamos, prometemos, sin preocuparnos después de lo que dijimos.

Yo hablé de futuro a tu lado. Y cuando no te lo decía, tambien lo pensaba, y ese futuro no llegó. No llegó para fortuna de ambos. Quizá lo que te lastima es el orgullo, que no te permite sentir de verdad que no estas los dos juntos es nuestra mejor opcion. O tal vez sea que quien tomó la decisión fui yo. No me arrepiento de nada: ni del tiempo que te invertí, ni del enamoramiento adolescente, ni del futuro que pensé a tu lado, ni de haberme ido.

No te guardo rencor. Sólo te veo en la calle y no tengo ganas de saludarte. Escucho de ti y no tengo un interés real en saber cómo te va. Si llego a verte en una foto, tu belleza no me provoca ya ninguna sensación, ni siquiera una estética.

Sòlo te aconsejo que no sigas enojado. Te aseguro que la vida se disfruta más en tranquilidad. Si te enojas agitas al alma de manera inútil. Te lo digo por todos los años de amistad en que nos quisimos con tanta intensidad, tanta, tanta, que una vida entera de amistad se agotó en cuatro años.

Yo tengo tu recuerdo. Lo conservo. La memoria de un niño a quien me topé en una época. El recuerdo de la pasión inédita que me colmó la existencia durante algún tiempo. No estoy enojada. No te odio. No me dirigiré jamás a ti como examigo, sino como alguien que tocó mi vida, la transformó, y por ello se merece respeto.

Así que ya, ¿no? Es tiempo de dejarnos ir. Permite que todo ese amor que me profesabas (de la clase que fuera) salga de tu cuerpo. Te prometo, porque ya lo vivï, que se convierte en indiferencia.

Los niños que se quisieron necesitan que la otra parte sea indiferente. Y para ser indiferente no tienes que tardar cuatro años y medio.

Let us go, porque al final del día, ésos que añoras no somos presente y ésa con quien estás enojada no es más que pasado.

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