domingo, 5 de septiembre de 2010

Reliquias

Al parecer todos conservamos un tesoro personal. Objetos que, quizá, si quisiéramos vender valdrían muy poco o nada, y que sin embargo para nosotros poseen todo el valor del mundo.

Yo tengo por ahí algunas cosas: cartas sobre todo y una colección de dominós con los que rindo homenaje a mi yo del pasado. Sin embargo, es raro cuando recurro a mis cartas cuando siento nostalgia y no he jugado con uno solo de los dominós que compro.

Antes bien, recientemente adquirí dos objetos preciosos que llevo conmigo todo el tiempo. Dos cosas que no tiene caso especificar porque para los demás no tienen ningún significado. Y para mí son el tesoro más grande que he tenido jamás. Las llevo conmigo como símbolo de que lo que implican es muy importante y siempre me acompaña. Nunca he sido ni seré supersticiosa, pero con certeza absoluta puedo afirmar que me ha ido mucho mejor ahora que tengo esas reliquias conmigo. Mis reliquias. Sólo mías.

0 comentarios: