lunes, 25 de octubre de 2010

Nunca me había sentido tan ajena como en estos días. Ajena a mí. Ajena a mí porque me sentía tan enferma, el cuerpo me pesaba tanto, la cabeza me parecía que ardía, no podía pensar.

Mi familia estuvo conmigo. Mi abuelo se quedó a cuidarme, mi mamá me llevó a Urgencias a revisarme. Siempre la familia. Sólo la familia. Me di cuenta de que hay algunas personas a las que no me une la sangre, y sin embargo son mi familia. Daffne, por ejemplo. Ovi, por ejemplo. Chrys, por ejemplo. Oscar, por ejemplo. Siempre están ahí. No matter what. Hubo otras personas que me buscaron por las redes sociales, o por el blackberry messenger, y se los agradezco mucho, aunque la verdad es que me di cuenta de que los fuertes son éstos. Que estuvieron pendientes todo el tiempo. No un día, no unas horas, sino todo el tiempo. Matuk, mi jefa, ésa es mi familia extendida. Y qué maravillosa es.

3 comentarios:

Unknown dijo...

¿Quiere decir que los que no estuvimos ahí porque no pudimos (en mi caso no estaba en la ciudad) somos descontados automáticamente? Sin importar cuan preocupados estemos por ti...

Good to know...

gsus dijo...

y que me quedo callada...

Charb dijo...

Esto es un agradecimiento para quienes me procuraron el fin de semana cuando necesitaba cuidados al máximo.

Hay cosas que incluyen pero no descalifican a nadie, ésta era una de ellas antes de ese comentario.