viernes, 16 de septiembre de 2011

Celestina

Cuando estaba en la secundaria tenía una amiga que se llamaba a sí misma Cupido. Parecía que su misión en la vida era hacer parejitas. A mí intentó ayudarme en algún momento, pero nunca funcionó: bien porque los niños no le compartían información, bien porque al final ninguno de los dos nos decidíamos. Ahora que lo pienso, no recuerdo que sus intervenciones hayan rendido frutos.

Debí recordarlo hace unos meses que me adjudiqué el papel de Celestina. Aquí no pondré nombres, solo diré que quise juntar a una Melibea y un Calisto, personas a quienes quiero y con quien salió todo mal. Salvo el final, no voy a mencionar absolutamente nada sobre ellos, pero diré que estoy triste y decepcionada de haberlo hecho, porque me da la impresión de que nuestra amistad cambió para siempre. Ambos decidieron dejar de contarme para "no ponerme en medio" y al final eso se sintió más a la mitad que nada. Este no ha sido el mes más sencillo, y ni Melibea ni Calisto estuvieron presentes para los momentos que vivió Celestina.

Celestina está triste y está sentida. Y, sobre todo, está enojada consigo misma porque nunca debió haberse metido donde nadie la llamó. Al final, ella también salió perdiendo...


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