Luces del Norte es el primer libro de la trilogía de La materia oscura de Phillip Pullman. Lo protagoniza una niña de 12 años llamada Lyra Belacqua, quien se encuentra en un mundo alterno, donde cada persona tiene un daimonion (es como el espíritu de cada ser humano, representado como un animal). Un día, Lyra espía a los licenciados del Jordan College, donde vive, y ahí comienza una aventura sin igual.
Acompañada de un oso acorazado, de brujas y de giptanos, Lyra emprende un viaje que la hará conocer su origen y la acercará un poco más a su destino.

Luces del Norte cuesta trabajo al principio. Empieza muy pesado. Es completamente lineal y los finales de los capítulos generalmente son iguales: Lyra se duerme. Sin embargo, a partir de la Seguda Parte del libro, el lector ya siente interés genuino sobre lo que pasará con la niña.
Seguramente porque el personaje de Lyra lleva toda el peso de esta primera novela de la trilogía, hay ocasiones en que parece una súper heroína de esas antiguas a las que no les da miedo absolutamente nada. Y, aunque no tenga conciencia del peligro, de pronto tantos desplantes de pedantería no parecen verosímiles. Esto, aunado a otras situaciones en las que Pullman parece romper las reglas del mundo que él inventa, hacen que la trama disminuya de intensidad. De hecho, se antoja que la narración podría tener mucha más tensión de la que tiene en realidad. Cuando está alcanzando puntos álgidos, se corta y Pullman tiene que volver a construirlos.

En primera instancia, me pareció que la novela estaba fundamentada en “fantasía barata”. Muchas mezclas, nada terminaba de cuajar. Sin embargo, el final del libro tiene un buen giro de tuerca que invita a seguir leyendo las siguientes obras que conforman la Trilogía.

Aunque no es materia de esta entrada, les adelanto que el segundo libro presenta grandes cambios para bien de la lectura y de la historia.

El libro dio pie a una película llamada La Brújula Dorada. No se dejen llevar por la película, ésta es malísima y, como bien lo apuntan en todos lados, sólo está basada, vale mucho más la pena la novela que la película.

Charbelí Ramos Chávez