lunes, 8 de octubre de 2007

Venganza

Cuando pienso en las películas de Venganza de Park Chan Wook no sólo me quedo con la trama -si bien impactante- de la historia. Tal vez si sólo me quedara con ello entonces no me sentiría tan identificada con Geum Ja o con Oh Dae Su. Tal vez no viviría sus historias con pasión y tristeza, como me pasa cada vez que la veo.

Por algunas cosas que han sucedido últimamente me lo pregunté: ¿por qué me gustan tanto esas películas? y de pronto tuve un deseo casi frenético y con él llegó la epifanía -que no es tanta -epifanía como tal, sino lógica elemental que simplemente no habría encontrado- de que me gustan porque, en alguna medida, ahí se lleva a cabo la venganza que en algún punto tanto me gustaría hacer.

Tengo deseos infinitos de venganza. Tantos tantos que incluso la he planeado. Que daría muchas cosas por llevarla a cabo y que me saliera bien. Pero no. Desafortunadamente -¿o afortunadamente?- no lo haría. No es porque tenga un gran corazón o sea yo una buena persona, es nada más la conciencia de que me siento triste y enojada y sola, y quisiera que alguien más -ese alguien más en específico- sufriera tristeza, enojo y soledad al triple que lo que yo siento y me hace tan desdichada últimamente.

Creo que lo pienso tanto que incluso debe hacerme daño. Le dedico mis noches y mi inconsciente está invadido, porque duermo y sueño con ello, y en cada tiempo libre me sacude la mente y se posa en ella para continuar gestando una venganza irrealizable.

Pero aunque me veo triste también parece que estoy en paz. Aunque me duele parece que no pasa de ser dolor y ya. Pero me duele. Y tengo unas ganas locas de infringir dolor. Me duele tanto que mi alma grita pero los gritos retumban sólo en mis oídos y bajan por mi estómago para que se le haga un nudo.

Me duele y me da coraje que me duela tanto. No por el sufrimiento en sí mismo sino por la conciencia de que mi orgullo no me dejará dar marcha atrás. He trasgredido los límites de mi propia dignidad -no es para tanto, pero así lo siento- y ya no hay forma de regresar.

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