lunes, 10 de marzo de 2008

Me, myself and I

Hoy tuve mi cita conmigo misma. Fui a tomar un café y leer mi libro, el del egipcio. Después entré a ver No country for old men, una más de las películas que forman parte de la buena racha de cine que he visto desde el principio del año.

Debo confesar que, aunque dicen que ir solo a las funciones es de verdaderos cinéfilos, la idea no me atraía demasiado. En otras ocasiones había vencido mi escasa voluntad de hacerlo, pero hoy sí tenía muchas, muchas ganas.

Así que compré mi boleto y me encaminé a la sala 7 de Cinemex Manacar.

Fue una buena elección. La película es tensa. Todo el tiempo. Lo logra sin música. Tengo que reflexionar sobre ella.

Pero ahorita no.

El punto es que, como siempre, me pasó un pequeñísimo incidente en la película que al principio me frustró y ahora me da risa:

Estaba viendo la película y pensé -durante un diálogo que me pareció irrelevante-: "Mmm, esto de venir sola al cine me gusta". Y cuando volteé para seguir viendo la película, ya estaba en los créditos. No podía creerlo. Me perdí el diálogo final del filme y no tenía un acompañante que me lo platicara.

Bajé el guión para leer el diálogo final. Aún así, la volveré a ver.

Me dio risa.

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