lunes, 20 de abril de 2009

Choquis

Él y yo somos parte de una relación que jamás pensé que sería tan fructífera. La primera vez que tuvimos contacto fue en cuarto de preparatoria. Era cumpleaños de un amigo mutuo y le habían planeado una fiesta sorpresa a la que los dos asistimos. No hablamos mucho pero bailamos -una canción ridícula en italiano en la que todos nos poníamos en fila, quedábamos frente a frente con el de adelante o el de atrás, el que no nos diera la espalda en ese momento, y nos movíamos hacia los costados, uno hacia la izquierda y el otro hacia la derecha, jamás los dos al mismo lado- y después nos veíamos en los pasillos y nos saludamos.

Le rompió el corazón a uno de mis amigos. Luego ese amigo me dijo que Choquis se había enojado porque yo sabía "su secreto". Así que fue en realidad hasta sexto de preparatoria cuando nos hicimos amigos. Todo pasó así: los dos entramos a área IV y nos tocó en el mismo salón, el 107. Además la lista jugó -una vez más- en nuestro favor: nos sentábamos muy cerca.

Con él siempre se siente calidez. A sus amigos de inmediato les abre las puertas de su casa y los trata como si fueran parte de su familia. Los incorpora en absolutamente todos los ámbitos de su vida: su familia, sus amigos, sus amores. Habla mucho. Después se preocupa porque cree que ya aturdió su conversación. Nunca me aturde. Me gusta hablar con él. Me divierto. Me da risa. Me siento mal junto con él. Además, es un caballero. Siempre va por mí, me lleva, me trae, en fin, un tipazo que además me ayudó muchísimo cuando estuvimos en las malas en mi casa.

A veces nos peleamos. Y son peleas de comadres que se dejan de hablar y que se sienten y que son capaces de no felicitarse en las fechas importantes. Pero que en el fondo saben que ahí están. Mi Choquis es mi comadre. Me ha hablado feo, le he hablado horrible, pero no sucede cada veinte minutos y yo creo que pasa porque nos queremos y nos importamos. Y después, un día, a uno se le ocurre hablar y vamos a tomar café como si nada. Las explicaciones están de más. Él sabe que soy su amiga y yo sé que es mi amigo entrañable. Ése con el que salgo y me divierto muchísimo y con el que bailo hasta el cansancio el son que me pongan. Ése con el que vamos a hacer locuras y a llevar regalitos para conquistar al hombre, y que siempre tiene un diálogo de telenovela para contestarle a los demás.

Me encanta su trabajo, y su estilo, y sus problemas me preocupan tanto como me entretienen. Me gusta la sinceridad que maneja cuando me da un consejo. Me gusta cantar con él en el coche, pero sobre todo me gusta esta frase:

"Estaba yo en el antro, ya sabes, divina, en punta, sombrero, maquillaje..."

Y AMO a la Verito en Mala noche, no.

Te quiero mucho, amigo.

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