martes, 21 de abril de 2009

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A pesar de que somos sociables por naturaleza, parece que esta humanidad también dicta que hay límites en la socialización con los demás. Es como si la confianza debiese tener un límite, porque uno nunca sabe cuándo lo van a traicionar, y ante la posibilidad parecería mejor no arriesgarse.

Confiar en otro es como amar: implica un riesgo que siempre valdrá la pena correr, aunque a veces seamos correspondidos y a veces no. A veces traicionan nuestros votos, sin embargo yo creo que, en cualquier caso, siempre será mejor creer en los demás.

Es gracias a ello que hoy puedo dar testimonio de la confianza infinita que he depositado en alguien. Hablo de mi mejor amigo, un tipo que tiene todos los elementos para serlo, que me conoce y a quien conozco, y con quien vivo una amistad absolutamente extraordinaria. Quizá es así porque está hecha de los siguientes ingredientes:

- Una taza grande de humor.
- Una taza de profundidad.
- Dos cucharadas de mundanidad.
- Una pizca de respeto.
- Media cucharada de ternura.
- 250 gramos de necedad.
- Toneladas de afecto.

Todo lo anterior resulta en una amistad llena de compromiso y confianza.

A veces no nos entendemos. Por más sensibilizados que estemos hacia el género opuesto, él sigue siendo hombre y yo sigo siendo mujer, y necesariamente existen diferencias por eso. Pero incluso “eso” me gusta de nuestra amistad. Me gusta sufrir cuando pienso que está enojado conmigo. Me gusta que los enojos sean, generalmente, por razones absurdas. Me gusta que se ponga celoso. Me gustan los momentos en que exponemos nuestras discrepancias de manera civilizada. Disfruto mucho la debilidad que tengo hacia él, y que provoca que en realidad sea imposible que me enoje. Me cae bien que me diga que me quiere solamente cuando es imperativo, pero que me lo demuestre todo el tiempo.

Me gusta hablar con él. De lo que sea. Escucharlo siempre es un placer. Darme cuenta de que tiene defectos es un alivio, y presenciar sus berrinches me parece todo un privilegio.

De verdad la amistad que tengo con él me sabe a una gran concesión que el tiempo me ha dado. Me gusta verlo a los ojos y que él vea los míos y que sepa que se refleja tal cual es, y que yo me reflejo tal como soy, por eso lo veo con tanto cariño. Con él no hay poses. No le interesan ni me interesan tampoco.

Aunque hay muchas cosas que puedo enumerar con respecto a su amistad, creo que todo se engloba en una frase muy sencilla pero con un trasfondo profundo y complejo: con él puedo ser. Ser, la acción de ser, aunque el verbo que ni siquiera está clasificado como uno de acción. Una de las metas de esta vida, ser como se es. Es tan complicado encontrar a alguien a quien le resulte tan sencillo ser, y que los demás sean a su lado. Y yo soy tan afortunada que lo tengo de mejor amigo.

Si pudiera dar un consejo a alguien sería que no se pierda la oportunidad de depositar su confianza, tal cual, en alguien, y de ser digno y objeto de la confianza de la otra persona. Le diría que caminar el sendero de la vida al lado de un amigo se vuelve una experiencia maravillosa porque es una compañía desinteresada. Es el puro gusto de que mi amigo también sea un testigo, y de ser, a su vez, testigo de su existencia.

Hay pocas cosas mejores que acumular anécdotas, que discutir por pendejadas, que crecer gracias a que alguien más te inspira de una manera completamente distinta a como inspira el ser amado. No hay algo mejor que conocer tan bien a alguien y seguirlo admirando.

En este trueque yo me he llevado la mejor parte: mi gran amigo, con quien tengo una amistad genuina, una amistad que es LA amistad, que me inspira a ser mejor todos los días para no defraudar su confianza. Ese amigo que me ha enseñado que ser siempre está bien.

Así de simple: gracias.

4 comentarios:

Chrystopher dijo...

Qué conmovedor...

Maricela dijo...

Así es, todos los que lo concemos tenemos el PRIVILEGIO de ser testigos de su existencia. Mejor no lo pudiste plantear.

Admiración es el común denominador cundo se habla de él.

Eres ciertamente muy afortunada de tener como mejor amigo a tan única, excelente y completamente irremplazable persona.

Anónimo dijo...

Me dejas sin palabras, aunque me queda una que me viene en mente...GRACIAS

sanelia collins dijo...

Que bonito es lo bonito y que viva la amistad.