jueves, 23 de abril de 2009

El Mago

Conocí a este mago que ha venido a transformar mi vida en la universidad. La verdad me burlaba de su suetercito rojo, y me caía mal la amiga con la que se juntaba, así que mi descubrimiento se aplazó hasta que acabó primer semestre y entramos a prácticas profesionales de prensa.

De pronto un día me dijo que tenía ganas de trabajar conmigo. Se lo pedimos al profesor y en la segunda parte de las prácticas nos puso a trabajar en la sección de Cultura. Ahí sucedió. Si José Luis López tuvo varios aciertos en mi educación, definitivamente el más relevante fue habernos concedido el deseo de quedar juntos. Fuimos juntos a recorrer las calles del Centro Histórico, buscando las historias de los edificios. Después regresamos y nos subimos a la azotea de un edificio para fotografiar otro. Y de ahí me volví loca por él.

Es un mago. Cuando estamos juntos me convierte en alegría. Este amigo mío vive la vida loca y no mamadas (jajajaja, una expresión muy suya), y me encanta que me comparta un poquito de esa locura que lo hace tan excepcional.

Con Mario todo se convierte en anécdota. Tengo una en particular que me fascina y que, de hecho, he escrito aquí: amanecer en su coche, cantando "Bésame la boca" y otras canciones, mientras en Reforma veíamos cómo nacía el Sol. Cuando me vaya de aquí, quiero recordar esta ciudad con el amor que él le tiene, quiero acordarme de la metamorfosis de este lugar cuando él está cerca.

Hace poco leí un cuento sobre un hombre que hace ilusiones sensitivas con la mente. Recrea lugares maravillosos, y quienes lo rodean pueden percibir todas las sensaciones propias de esos lugares. No importa dónde esté, Mario recrea un paisaje brillante de colores vivos (tonalidades rojas, sobre todo), de olores agridulces y gustos salados, como su piel perfecta.

Amo todas estas contradicciones que lo hacen ser él mismo. Me encanta bailar con él "When I grow up", tanto que se ha convertido una de mis canciones favoritas del momento, porque me recuerda a él.

He is one of my favorites. Está en el top de amistad, de confianza, porque cuando lo veo siento que me reconoce y me quiere tal cual soy. Con él soy encimosa, lo abrazo, tomo su mano, porque él es permisivo y su personalidad me invita a ser así.

Mario y Mago riman. Una vez más, él es el ejemplo perfecto de que los nombres son cruciales en la formación de un ser humano. Mario Mago. Mago. El mago de mi vida.

1 comentarios:

MaricarmenLanda dijo...

si hubiera algo que describiera a un buen amigo creo que Mario encajaría con la mejor descripción, te quiero amigólogo!