lunes, 31 de agosto de 2009

Mens sana

Hay un señor que tiene una tienda afuera de la estación del metro Patriotismo, si uno sale del lado norte, a la derecha está esa tienda de la que hablo. No sé si por fumador o si de plano se le está acabando la voz, la cuestión es que, en vez de emitir sonido, parece que sus palabras están hechas de aire y su garganta es como un silbato. Me gusta entrar a esa tienda. Cuando vengo a trabajar en metro compro ahí un yogurt, unas galletas para mis compañeras de trabajo, y una botella de agua de un litro. Invariable y predecible. Así soy. Pero en realidad entro porque ese señor me transmite mucha alegría. La primera vez que compré ahí, le extendí el billete para pagar, y me devolvió mi cambio exacto y un chicle, con una sonrisa de complicidad, como si lo hiciera con gusto pero también a escondidas. A fin de cuentas, un chicle es mercancía y también se vende.

El primer día que me regaló el chicle me pareció que lo habían enviado. No sé quién. A lo mejor las coincidencias se juntaron, pero yo me sentía muy triste y su gesto hizo que pensara en el mundo en el que estoy inmersa, en que no me puedo desligar de él tan fácilmente, en que es un desperdicio sentirse mal todo el tiempo.

Así que hoy voy a cambiar ese comportamiento. Bueno, no sé si lo voy a cambiar hoy, lo que sé es que hoy por la tarde daré un paso más en la recuperación. Comencé ya a tomar acciones para tener un corporis sano, y hoy comienzan las acciones para la mens sana.

Y hoy también me tocó chicle.


How bout getting off of these antibiotics
How bout stopping eating when I'm full up
Alanis Morissette

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