viernes, 20 de abril de 2012

¿Por quién votar?

En lo pasado está la historia del futuro.
José Donoso Cortés


Muchas veces he escuchado la historia de que mi abuela caminó entre cadáveres de estudiantes que fueron reprimidos en el centro histórico. Era una tarde de 1968. Mi abuela trabajaba para el gobierno y los mandaron a su casa. Margarita iba caminando por el centro cuando percibió la agitación de la gente. Y luego, disparos. Divisó la puerta abierta de la cortina de Liverpool y corrió a refugiarse. Cerraron tras ella. Lo siguiente fueron gritos desesperados. Mexicanos que pedían "Ábrannos la puerta, por favor" y golpeaban la cortina repetidamente. ¿Cómo abrirles? Era la seguridad de unos o la muerte de todos. Al cabo de un rato, el disparo de las armas puso fin a las súplicas. Unas cuantas horas más tarde, el silencio era, literalmente, sepulcral. Entonces abrieron la cortina para que los refugiados pudieran ir a sus casas. Mi abuela caminaba en tacones por los huecos de pavimento que dejaron los cadáveres.

Mi abuelo siempre me cuenta que a mi abuela le daba miedo votar por el partido de la oposición, en ese entonces el PAN. "Les decían que se darían cuenta si no votaban por el PRI, que más les valía dar su voto al partido oficial". Ejerció su voto con miedo. ¿Qué tal que se enteraban en el trabajo que su sufragio fue para el otro? ¿Qué tal que la corrían? ¿Qué tal que la amenazaban?

Después, cuando Andrés Manuel López Obrador fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, mi mamá trabajó en la SSPDF y salió de ahí amenazada. No  hacía las veces de Genaro García Luna o Poiré, simplemente hacía sus labores. Total, cambió el Secretario y con él se fueron todos. Capaces o incapaces, ¿qué más da?

Hace dos años me asaltaron en un camión Primera Plus cuando venía de Querétaro a la Ciudad de México. De la nada, dos "pasajeros" se levantaron y, a fuerza de palabras soeces y golpes, nos despojaron de nuestro dinero, celulares y cualquier otra cosa que trajéramos de valor. No son los pesos que me quitaron, es que, a partir de entonces, aunque sigo usando camiones para viajar, vivo las horas más tensas a bordo. Me quitaron la sensación de seguridad y ejerzo la libertad con miedo. Me hicieron consciente de que, no importa cuánto cuide mi vida, esta no depende únicamente de mí.

No sé si son los años, pero lo cierto es que nunca me había sentido tan desesperanzada con respecto a los presidenciables. Antes no votaba, pero alguno me provocaba ilusión. Hoy ninguno me la provoca. Sin embargo, ya sucedió que hace tres años anulé mi voto y, definitivamente, no fue una buena opción. El problema es que no sé cuál sea. Entre el guapito, la perdida y el amoroso me siento completamente desorientada. ¿Quadri quién? ¿Elba Esther?

La verdad es que mis ideas son de izquierda. Sin embargo, no encuentro representatividad en la república amorosa de AMLO. Lo pienso y, de hecho, siento que su MORENA es una burla. ¿República amorosa? ¿Se le olvidaron ya los plantones en Reforma? ¿Y el desafuero? ¿Se nos olvidó ya Tláhuac?

No, no. Para mí, López no es una opción. Sin embargo, pienso en los otros candidatos, y tampoco son. Luego me planteo el antepeor escenario: Y si mi decisión en las urnas por Andrés Manuel hiciera la diferencia entre que el PRI regresara al poder o no, ¿haría un voto útil en favor del movimiento MORENA?

Solo pensarlo me da escalofrío.

*Foto tomada de: http://educacionadebate.org/

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