Sí. A veces hay que sentirse mal por el amor. Hay que sentirse malhadado porque, sin importar lo que uno ha hecho, parece insuficiente. O tal vez uno hizo de más y se enteró de cosas que no debieron haber sido, pero fueron. Uno entonces se plantea si lo que no debió haber sido es lo que ha construido por un tiempo ya. Se pregunta uno, entonces, si ha sido así desde el principio de los tiempos. "Quizá debí quedarme en mi zona de confort", piensa uno, "ésa donde enamorarme no resultaba necesario".
Ya no hay manera de ver las cosas como antes. ¿Será que ella escribió esto por él? ¿Será que también la hizo sentir mal? ¿Desde cuándo está pasando esto? ¿Apenas hace unos días o tiene meses? ¿El engaño es autoengaño en realidad? Seguro no soy tan hermosa como me decía. A lo mejor está conmigo porque se conformó. Seguramente no me quiere. ¿Alguna vez me habrá querido? Quizá nunca me quiso. Quizá le doy asco. Quizá está conmigo porque cree que no puede estar con alguien más.
A mí me da tanta ansiedad que quisiera arrancarme la piel. En el fondo sé que toda esta gama de pensamientos recurrentes son destructivos. Me miro en el espejo e intento ser ecuánime. Echarme porras: eres hermosa. Eres lista. Eres simpática. Si no te quiere, alguien más te querrá. Si le escribe a otras, por más que ellas no tengan la culpa, es un tonto porque tú eres mil veces más lista. Porque tu cara se ve más linda. Y aun así, en el fondo, te sientes gorda y seguramente el espejo te miente y te ves ahí mejor de como te ves en realidad. Qué más da si eres lista si también te concedieron la maldición de este carácter. Se vuelve una lucha consigo. Una batalla campal en la que hay dos opciones: el amor y la confianza o la desolación...
Todo es tu culpa: quizá eres muy aburrida. Quizá esa otra que ahora escribe que se siente triste vio que es encantador y se prendó de él también. ¡Socia! Quisieras escribirle, sé bien quién eres tú. Después recuerdas que ella no tiene idea de quién eres porque resultaste el secreto mejor guardado para la gente que no está en el entorno, en la inmediatez, en la cercanía. No son otras las que están guardadas, en secreto. ¡Eres tú! Bah, qué calamidad: un lugar invertido. Eres un secreto. Uno que no merece la pena ser contado. Un cero a la izquierda.
0 comentarios:
Publicar un comentario